La policía custodiaba a un grupo de trabajadores pertenecientes a la empresa eléctrica, Frontel, quienes se adentraron en la comunidad Juan Paillalef para talar árboles y colocar torres eléctricas.
Los miembros de la comunidad, cuya lonko es Juana Kalfunao, decidieron resistir la intromisión, generándose entonces una batalla campal. Es en ese momento cuando el hijo de la lonko, Waikilaf Cadín Kalfunao, es detenido y conducido a una comisaría de Temuco. En esa ratonera es golpeado y torturado por carabineros.
El 9 de agosto se le formalizan distintos cargos, para finalmente le decretan arraigo nacional y arresto domiciliario.
El 17 de agosto se presenta voluntariamente en el Juzgado y es detenido y trasladado a la cárcel de Temuco, luego de ser formalizado por el Ministerio Público por robo, secuestro y porte de armas blancas.
El 29 de agosto, los gendarmes decidieron que era necesaria una muestra de fuerza ante el comunero mapuche. Así fue como entre 10 tomaron la tarea de golpearlo y humillarlo hasta el descontrol. Al día siguiente también fue agredido, pero esta vez delante de su madre, amenaza de muerte en su presencia, buscando así, mermar la fuerza y la fiereza de la lonko.
Waikilaf, comenzó a colaborar y ayudar a la organización de los presos al interior del penal. Esto no fue del agrado de los gendarmes y sus superiores, por ello convencieron a un par de presos sociales, para que, a condición de favores institucionales, arrojaran agua hirviendo sobre la espalda del joven de 23 años, como escarmiento y mensaje para otros mapuche presos en el penal.
El 8 de octubre decide comenzar una huelga de hambre seca, como única forma de lucha que le quedaba, pero el circo decidió continuar y es acusado de agredir a dos “indefensos” gendarmes, acción que genera su traslado a la cárcel de Seguridad de Santiago, alejándolo a 900 kilómetros de su familia, hogar y comunidad.
En el trayecto de 9 horas hacia Santiago, fue engrillado boca abajo, impidiendo cualquier moviendo e intento por acomodarse. Se orinó y vomitó varias veces por lo horroroso del viaje. Con cada frenada del carro su cuerpo se golpeaba contra las paredes ante el deleite de los gendarmes, quienes satisfacían sus deseos de doblegarlo.
El traslado se produjo el día 17 de Octubre al CAS, pasando por alto el hecho de que el 20 de ese mismo mes debía presentarse a Tribunales por el juicio que se lleva en su contra, contradiciendo así la nueva reforma de procesos penales.
Esto solo es una muestra de como el poder crea las leyes para reprimir y desarticular, pero cuando la “justicia” ya no es capaz de garantizar el amedrentamiento y el abuso, entonces hecha mano de todo lo que tenga cerca. Quien hace la ley hace la trampa….. La democracia que tanto defienden se cae a pedazos ante sus propias jugarretas, no existe, pero tampoco la deseamos, solo clamamos por guerra social, a la mierda sus leyes y su estado de derecho, a la mierda ellos y toda su parafernalia represiva.
El día miércoles 22 de noviembre, con 53 días de huelga de hambre y 9 de huelga seca, Waikilaf se disponía a recibir visitas las cuales fueron acosadas por gendarmería e impidieron el ingreso de Javier Mora, debido a no presentar lazos familiares con el relegado preso político mapuche. Frente a las constantes preguntas respecto de la relación con Cadin, Mora respondió con ironía lo que fue considerado una falta de respeto a la autoridad, expulsándole del recinto, impidiendo que realizara la visita establecida en los derechos del imputado.
No se puede acceder a la información directa, a la voz de Waikilaf, porque gendarmería, la rencorosa gendarmería, la niña ofendida gendarmería, hace imposible el acercamiento, levanta obstáculos para quienes quieren ir a verlo, impone el locutorio de visitas, tratando de aplastar toda la lucha levantada por los presos políticos en contra del degradante vidrio blindado. Al Mayor Muñoz, encargado de la sección de máxima seguridad de la CAS dedícale la mejor de tus maldiciones…
A la fecha, Waikilaf lleva ya 60 días de huelga de hambre, desconocemos el estado de la huelga seca. Su madre, Juana Kalfunao se encuentra detenida en una primera sentencia de 5 meses, por agresión a carabineros.
La lonko, quien ha sido golpeada en innumerables ocasiones, quien sufrió un aborto producto de las patadas y palos policiales, a quien le han robado las cosas de su hogar, a quien le incendiaron parte de su casa, quien fue desnudada y humillada, quien ha sido insultada y aislada, ha resistido indomable tanta embestida. Y ahora pretenden atacarla usando a su hijo, esperando así que cada golpe y vejación, surta el efecto de desarticular la resistencia, el ataque, la ofensiva contra la sociedad de clases.
No seas cómplice del asilamiento, no dejes solos a los que luchan, únete, colabora, llénate de odio ante tanta basura.
Cada golpe, cada insulto, cada allanamiento y detención, todo lo van a pagar, aunque se nos vaya la vida en ese intento.
A la lonko Juana Calfunao, a Waikilaf Cadin, a la comunidad Juan Paillalef, a todos lo que luchan, solidaridad irrestricta.
Presos Políticos chilenos, mapuche e internacionalistas, a la kalle.