En el conflicto de los allegados en lucha de Peñalolen, son tantos los temas a tratar que debemos ir por parte para que las cosas no se no enreden. De partida la prensa burguesa manipuló (para variar) la información sobre la toma de terrenos que iban a realizar los allegados. Se llenaron cientos de páginas inventando que los pobladores organizados se tomarían unas miserables casitas que en pocos días más el Serviu entregaría a ex pobladores de la toma de Peñalolen. El tema aquí se a tiñendo de ironía. El recién estrenado gobierno de Bachelet, ordenó un violento desalojo de los allegados y en esa huída de gente, es que se encuentran de frente con los pobladores que "cuidaban" las casas del Serviú. Y ¿qué ocurrió?....lo más irónico y amarillo que podía pasar: pobladores, pobres, proletarios, marginados, arengando a fuerzas especiales de carabineros para que reprimieran a otros pobladores, pobres, proletarios y marginados dentro de los marginados.Esa es la miseria del capitalismo, esa es la vuelta de la vida que fortalece a la burguesía.La famosa toma de Peñalolen fue reprimida, señalada y criminalizada y cuando esos pobladores están a punto de cumplir lo que la prensa burguesa llama "el sueño de la casa propia", ahí, ahí la perspectiva de ver el mundo cambia y un perseguido y reprimido se convierte de pronto en un perseguidor, en un represor de la peor calaña. En un desclasado que anhela convertirse en un pequeño burgués, que sucumbe ante la histeria colectiva. Que no se detiene a analizar la realidad y que clama por gases y balas contra pobres más pobres más pobres que ellos, olvidando su pasado en un toma y pasando por alto a los propios que entre gritos y golpes explicaban su verdadero objetivo a tomar: un sitio baldío a un costado de la nueva población. Esto nos hace pensar sobre muchas luchas (por vivienda, de los pescadores, de los mineros, de los secundarios, etc.) que generalmente se enfrentan al sistema sin cuestionarlo en su totalidad. Que no apuntan al problema de fondo, el capitalismo. Más bien claman por soluciones inmediatas que surjan desde las propias entrañas del capital. Curioso y lamentablemente común.
Es aquí donde hace falta radicalidad en la lucha, esto no quiere decir que cada proletario que se levante, deba hacerlo con una bomba molotov en su mano, si no que debe levantarse reconociendo a su enemigo, reconociendo sus disfraces y asumiendo que la lucha contra el capital es a muerte, que con cada pacto y transacción la burguesía se fortalece y valida. Aquella clase que nos oprime gana adeptos dentro de los propios explotados con cada cheque que se pasa por debajo para terminar con las movilizaciones.La radicalidad reconoce a sus hermanos de clase, los apoya, jamás los condena al abandono y a más miseria. Jamás arremete contra ellos usando a la policía. Jamás, a menos que los objetivos se hayan perdido ya por completo. A menos que la lucha y el levantamiento hayan sido sólo por un tema puntual y una vez conseguido, persigue a quien atente contra la ordenada democracia que le dió una casita de cartón piedra (la misma en la que ninguna autoridad viviría jamás). La indignidad humana puede llegar a alcanzar proporciones dantescas.Con todo esto no queremos decir que no sea válido luchar por un lugar donde vivir, por un lugar que proteja a nuestros hijos del frío, pero esa lucha debe hacerse con conciencia de la clase a la cual se pertenece, con conciencia de que mientras haya capitalismo habrá explotación, miseria y desigualdad. Una vez asumido esto, cada pequeña lucha, cada tarea por insignificante que parezca cambia de color y jamás terminará en golpes y escupitajos entre los propios pobres, porque esa rabia, desprecio y odio se dirigirá a los verdaderos causantes de la miseria.
¡¡Arriba las luchas con conciencia de clase, muerte al capitalismo y quienes lo sustentan!!!.
Desde la cárcel de Angol en la Región de la Araucania: Patricia Troncoso Robles, Patricio Marileo Saravia y Juan Huenulao Liemil han decidido iniciar una huelga de hambre de carácter indefinida desde el 13 de Marzo, para así exigir su pronta libertad. La pena es de 10 años y un día, tipificando el delito como incendio de carácter "terrorista" -lo que obviamente aumenta las penas- aplicándose la ley de seguridad interior del estado. Todas las acciones por las cuales fueron condenados están enmarcadas en un proceso de recuperación de tierras, las cuales han sido usurpadas sistemáticamente, tanto por el Estado como por los grandes terratenientes. Por esto mismo, distintos grupos en el sur se han organizado en función de encontrar respuesta rápida a sus problemas primarios para la sobrevivencia. Las irregularidades en los procesos, el uso de testigos "sin rostro" y pagados, enturbian la sentencia. 
