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4)Asilo político para el comunero mapuche Pascual Pichún Collonao.

Durante mas de 2 años Pascual Pichún Collonao se encontraba en clandestinidad, esto después de recibir una notificación de que sería sentenciado a cinco años y un día por quema de maquinaria perteneciente a las empresas forestales instaladas en territorio mapuche. Fue inculpado de llevar a cabo acciones terroristas, cuya ley que las sanciona fue instaurada por el gobierno de Pinochet y usada como herramienta eficaz en el exterminio de opositores a la dictadura, día dicha ley fue utilizada por la "democracia" para asesinar, torturar y encarcelar subversivos durante el inicio de los noventa. En la actualidad, se utiliza contra el pueblo mapuche, prestando todo tipo de apoyo jurídico-militar a los dueños de los grandes fundos y trasnacionales. Esto demuestra la continuidad pinochetista en la supuesta democracia, que sigue beneficiando a los ricos. El conflicto por el cual Pichun fue inculpado, se inicia en el año 96 cuando comienza un proceso de recuperación de tierras a los latifundistas (algunos con cargos gubernamentales) y a las transnacionales forestales, recuperando los bosques que les pertenecían desde hace cientos de años. La legislación chilena establece que producida una deforestación, en la zona debe plantarse pino insigne, cuyo polen contamina el agua, reduciendo el espacio en el cual las com unidades pueden levantar sus casas. Esta es la situación que motivó a las comunidades a levantarse para recuperar sus tierras. En este proceso de levantamiento, el padre de Pascual Pichún es detenido, bajo la ley antiterrorista, bajo la acusación de haber quemado el fundo de Agustín Figueroa. Días más tarde sus hijos, Pascual y Rafael Pichún, son detenidos y condenados por la misma ley, cumpliendo ambos un año de prisión, tiempo después lograron obtener beneficios que les permitían volver restringidamente a sus comunidades. Por ello Pascual Pichún Collonao toma la decisión de asumir la clandestinidad como única forma de hacer frente al atropello que sufre su familia y pueblo. Mientras que su hermano aún permanece en prisión, en similares condiciones que los demás prisioneros políticos. Después de estar más de 2 años en clandestinidad, Pichún decide pedir asilo político en Argentina, contactando miembros de comunidades indígenas transandinas que han prestado todo el apoyo a la causa, realizando variados tipos de petitorios formales para exigir el asilo. En distintos comunicados y entrevistas Pascual Pichún agradece la solidaridad que han tenido con él y con la causa de los pueblos indígenas. La lucha de los oprimidos por su emancipación trasciende las etnias y se clarifica en la mira de que el enemigo es el modelo capitalista y la clase que disfruta de él.
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