lunes, 1 de enero de 2007

5) Guerra social en Bolivia.

En Cochabamba arremete el proletariado, y los sectores reformistas aliados al gobierno del MAS socavan la insurrección, apoyando la continuidad en el poder del gobernador Reyes Villa, quien representa parte de la burguesía boliviana.
El gobierno desconoce la autoridad constituida por los oprimidos bajo el ala de la revuelta revolucionaria.
A mediados de enero comenzó un sin fin de movilizaciones impulsadas inicialmente por el gobierno de Evo Morales para gestar una especie de amenaza a los gobernadores de derecha quienes anhelan la autonomía y la fractura del país en distintas regiones descentralizadas al gobierno indigenista. La instrumentalización de la que fueron victimas los campesinos cocaleros, estudiantes y obreros tomó fuerza de un momento a otro, y el proletariado en su conjunto logró superar las dirigencias sindicales que eran funcionales a las órdenes emanadas desde el MAS.

La ofensiva contra la burguesía se comenzó a concretizar y el reformismo estatal no se hizo esperar, luego de agitadas jornadas de protestas los proletarios logran echar abajo a Reyes Villa. Esta respuesta demuestra que los proletarios en Bolivia día tras día y al calor de la lucha van dilucidando quienes son sus reales enemigos. Aunque estén entrampados en ideologías burguesas esto demuestra que nuestra clase paso a paso va construyendo el camino hacia la destrucción del poder burgués, o lo que es igual, el mandato impositivo de nuestra clase.

Con ello también llegó la hora de que el estado mostrara su verdadero rostro aislando los gérmenes revolucionarios no alineados con la política burguesa llamada democracia en la cual Morales ampara el pacto social que pretende la unión de ricos y pobres y con ello la continuidad de la relación de explotación .

Evo Morales con su entorno político ordena que los sindicatos intervenidos bajen las movilizaciones y comiencen el repliegue dejando solo a los proletarios más radicalizados en la calle, es decir dando la espalda a la ofensiva proletaria.
Grupos de mercenarios fascistas comienzan cobardes ataques a los obreros rebeldes dejando más de cien heridos y dos campesinos muertos. Con tal panorama de descontrol el gobierno abiertamente reconoce que la única autoridad legal sigue siendo el fascista gobernador Reyes Villa dando el piso a la burguesía para actuar con sus aparatos legales represivos (policiales) y los no legales (mercenarios) comenzando así la masacre impune contra los revolucionarios, esperando seguramente con ello mantener el orden armónico que garantice la continuidad de la explotación asalariada y el resguardo de la propiedad privada pertenecientes tanto a la burguesía local como extranjera, y apagando una vez más la hoguera que transformaría en cenizas el espectáculo que los reformistas estatales llaman socialismo y del cual se valen para mantener este modelo capitalista que solo se suprime bajo la superación de las clases sociales. Para dar ese paso es necesario barrer con la burguesía y su barbarie, bajo ninguna posibilidad de reconciliación con ella.

Algo que no se debe obviar es clarificar que la destrucción del estado será inevitable en este proceso, el riesgo que corre Morales al tratar de utilizar a los proletarios para tranzar con la burguesía es enorme y una vez más queda demostrado que sin duda la clase obrera tiene la capacidad para terminar con las políticas amarillas de las dirigencias que solo pretenden la coexistencia pacífica entre clases y no la confrontación de ellas desconociendo que este es el único camino que daría pie a una revolución social que a su vez daría como producto central la recuperación de nuestras vidas robadas por la esclavitud del trabajo asalariado.

Se hace urgente comenzar a reconocer a los no aliados del proletariado, en este caso al gobierno central de Morales que se empeña en sofocar los intentos de dar muerte a los verdugos capitalistas que en cualquier lugar del mundo expanden solo miseria y explotación.

¡Solidaridad con el proletariado en Bolivia!
¡Arriba los que luchan!
¡Fuera el reformismo barato del gobierno de Morales y de las centrales obreras!

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